jueves, 2 de octubre de 2014

Mal servicio comercial = hundir una marca

Acepto si me decís que me repito pero es que sigo topándome, con excesiva frecuencia, con personas que están en establecimientos, atendiendo al público, que hacen cualquier cosa menos eso, atender al público me refiero. 

El sábado presencié en una pastelería de alto standing en Madrid, quizá de las más conocidas y desde el éxito de la novela de María Dueñas, "El tiempo entre costuras", aún más porque la cita varias veces, decía que presencié un despropósito de errores con un cliente que acabó con la traca final: "entonces, ¿no se lo va a llevar?" ¿Cómo puede emplear un vendedor frase tan negativa, tan fuera de lugar y sentir que está cumpliendo con su obligación?

Llegó una pareja a recoger su encargo;  nada menos que una tarta de cumpleaños exactamente igual a la de años anteriores, según comentó el caballero, la llevaba encargando desde que era pequeño, un ritual de la familia, algo que a él (era su cumpleaños) le traía suerte, dijo. 

Respuesta de la encargada del establecimiento:

-Es que ha habido un error, ha venido otro señor con su mismo nombre y le hemos dado su tarta.

¿Cómo se puede cometer semejante error y no comunicárselo de inmediato al cliente? le pregunta el cumpleañeros que se ha quedado sin tarta.

-Si le hemos llamado, pero ya se habían comido la tarta.

Yo no salía de mi asombro porque como "excusa" no se le ocurrió otra que decir que habían tenido mucho jaleo ¿¿¿??? como si al cliente defraudado le importara algo que ellas hubieran tenido jaleo o no. El cliente había hecho un encargo y a las seis de la tarde del día de su cumpleaños se quedaba sin tarta.

No le dieron solución alguna. Lo máximo que aportaron es que se llevara alguna de las que tenían en exposición y que para nada se correspondían con lo que había solicitado el cliente. 

Cuando éste movió la cabeza negando, a la encargada lo único que se le ocurrió fue dar por zanjado el asunto con el nefasto: "entonces, ¿no se va a llevar una de éstas?

El cliente se le quedó mirando, dijo no y salió del establecimiento, supongo que para nunca volver. Yo me pensaré mucho si vuelvo a entrar. 

Qué pena de firma tan renombrada, sólo le queda, al menos en ese establecimiento, el nombre y ese para denostarlo. 

La responsabilidad de quién trabaja cara al público es máxima y parece que no queremos ver que somos la imagen de la empresa que representamos, la que paga a fin de mes nuestra nómina.  



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