lunes, 2 de junio de 2014

Para dar la bienvenida a junio, uno de los meses de mayor actividad en nuestro sector, quiero hacerlo con una sonrisa de esperanza, de confianza en el futuro y compartiendo muchos éxitos. 

Para conseguirlo, os voy a contar algunas anécdotas graciosas de vendedores. A los que habéis leído No valgo para vender,  por cierto, lo encontraréis en la Feria del Libro, stand 138, editorial Obelisco, alguna de ellas os sonará. 

Cosas que pasan en nuestro día a día, como el vendedor que se quedó "traspuesto", según él, roncaba, según la compañera que nos lo contó, en la recepción de un cliente. Cuando le tocaron el hombro y se espabiló, no cometió el error de disculparse ni buscar excusas, dijo que había pasado muy mala noche y se quedó tan pancho. 

Otro momento cumbre de las anécdotas de vendedores, tuvo como compañera una inoportuna caída al entrar en un salón de belleza, con el consiguiente revuelo por parte de los empleados de la peluquería y los clientes del centro que enseguida acudieron en auxilio de nuestro compañero y le ayudaron a recoger todos los catálogos y dossieres desperdigados por el suelo. A eso lo llamo yo una buena llamada de atención. Nunca se olvidaron de él.

Se trataba de presentar al cliente un novedoso producto y el vendedor comenzó a hablar de éste sin mostrarlo, para crear necesidad de "lo quiero, lo quiero". El producto en cuestión lo llevaba en un bolsillo de la americana y era algo más grande que una barrita de comida energética. Ensalzó sus características y cualidades técnicas y comerciales y en un momento de la charla dijo:
-Y el producto que quiero que conozcas es éste  y mostró su móvil, con el consiguiente asombro por parte del cliente.
Cuando el vendedor se percató del error por la cara que puso el cliente, pidió disculpas, guardó el móvil, mostró el producto y consiguió hacer pedido. Todo un récord de habilidad. 

Uno de los compañeros de atención telefónica comenzó a trabajar con el listado de otra persona que había dejado la empresa tiempo atrás. Cuando se presentaba a los clientes no se le ocurrió otra fórmula que decir: "fulanito ya no está con nosotros".  ay, pobre, ¿qué le ha pasado? respondían los clientes compungidos y creyendo que el mencionado había pasado a mejor vida.  

Cosas de la venta, que tengáis una excelente semana. Y si quieres contarme alguna anécdota, encantada de leerla y publicarla. 




  

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