lunes, 27 de enero de 2014

Otra forma de vender



Desde hace un par de meses, cada visita a la frutería se está convirtiendo en una lección de ventas. 

Lo que se puede aprender si una decide observar y aceptar que hay tantas formas de venta como vendedores ejerciendo. Lo que está claro es que lo diferente siempre nos causa extrañeza y dudas. 

Se marchó el frutero de siempre y llegó una joven de ojos grises, con una mirada de asombro en ellos que parece querer adivinar todos los misterios del universo. Además, la jovencita tiene un tono de voz pausado, casi sería cansino si no le diera ese punto dulzón, de confianza, que imprime a toda su conversación. 

Pues esta joven mujer está imponiendo el estilo de venta que yo definiría como "te digo la verdad para que no te lo creas". Si tuviera que decidirme por fingido, intuición o simplemente como la sale, me quedaría con esta tercera opción, pero el caso es que ahora comprar en la frutería se ha convertido en algo entretenido, a ver por dónde sale hoy la dependiente. 

- Dame una piña, le digo. 

- Ay, la piña lleva aquí varios días, a lo mejor te sale blanda, no te la puedo garantizar.

Y te muestra una piña que tiene un aspecto estupendo. 

Y entonces, una, no sé si porque es masoca o porque se queda admirada ante las dotes comerciales de la joven, decide llevarse la piña y ésta sale fenomenal. 

-¿Que tal te salió la piña?, me pregunta en la siguiente visita. 

- Bastante bien, le respondo. 

- Ay, qué alegría, me quitas un peso de encima, no me quedé yo muy tranquila. Es que me gusta que todo el género que me compréis os salga muy bueno. 

Y llegado a este punto, la clienta, o sea, yo, soy la que hago el argumento comercial para animarla. 

¿Cómo no me va a salir bueno con el cariño y la amabilidad que pones despachando? ¡claro que sale bueno todo lo que me vendes!

Y vuelta a empezar con el melón, que es muy grande, o las naranjas algo ácidas, o las peras duras, o las manzanas no demasiado dulces y una va llenando la bolsa porque quiere comprobar dónde esta la realidad. 

¿Creéis que es una nueva forma de venta? ¿quizá lo que hace años llamábamos venta negativa en su versión más simplista? 

Lo que os aseguro es que cada día veo más clientes en la fruteria y todos apreciamos y valoramos a la joven que nos vende de un modo diferente. 


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