jueves, 28 de febrero de 2013

Emprendedores

De un trabajo de Francisco Martínez y Gabriel Carmona que me ha resultado muy interesante, destaco las características más relevantes que deben poseer los emprendedores para ir generando y consolidando una cultura emprendedora tomando como enfoque lo que denominan "Competencias Emprendedoras". Espero que os sea muy útil, merece la pena leerlo. Y como siempre ocurre, no porque los términos resulten absolutamente novedosos o nos descubran las minas del Rey Salomón, sino porque se basan en esas cuestiones que solemos olvidar con excesiva frecuencia y que resultan imprescindibles a la hora de triunfar en cualquier actividad.

- Actitud mental positiva: hacer que los sujetos lleguen a confiar en sus propias capacidades y habilidades para que puedan desarrollar con éxito su propia empresa. 

- Capacidad para sobreponerse al fracaso: incidir sobre la dificultad de llevar a cabo un proyecto empresaria, motivarlos y formarlos para que no abandonen este proyecto ante las primeras dificultades o adversidades y lo sigan intentando.

- Código ético: las competencias emprendedoras deben tener como fundamento la dimensión ética, por lo que los emprendedores han de interiorizar que todas las acciones y comportamientos que realicen se regirán por normas morales basadas en el respecto al resto de personas y a la naturaleza. 

- Dirección de reuniones: desarrollar los conocimientos y destrezas necesarias para guiar las reuniones con futuros empleados y demás agentes comerciales, políticos, económicos o sociales. 

- Dominio del estrés: capacitar a los sujetos para que puedan controlarse en situaciones agobiantes.

- Facilidad para las relaciones sociales: los emprendedores deben aprender a relacionarse con facilidad y corrección con otras personas en diferentes situaciones y contextos. 

- Gestión del tiempo: Han de ser capaces de distribuir correctamente su tiempo en las actividades que llevan a cabo diariamente si quieren obtener buenos resultados en aquello que hacen. 

- Habilidad de conversación: Capacidad para comunicarse con fluidez y hablar correctamente con otras personas en cualquier contexto.

-Iniciativa: Actitud proactiva, tiene que ver con hacer cosas por sí mismos, promover iniciativas, introducir nuevos productos, servicios o tecnología innovadores. 

- Liderazgo: Fomentar su capacidad para dirigir y guiar, desde el respeto a los demás.

- Motivación de los empleados: Capacidad de animarlos para que desarrollen con interés su trabajo.

- Negociación: Alude a la capacidad para comercial, comprar, y vender o cambiar géneros o mercancías con objeto de aumentar el beneficio de la empresa. 

- Organizasción y delegación: ser competente a la hora de coordinar a los empleados y repartir bien las diferentes tareas y funciones de su negocio. 

- Planificación: organizar de manera ordenada, coherente y pragmática su empresa o negocio.

- Selección de personal: saber escoger adecuadamente a los trabajadores que formarán parte de su empresa. 

Así de fácil es convertirse en emprendedor y triunfar, al menos sobre el papel, queda clarísimo. 

Exitosa semana para todos, 



miércoles, 20 de febrero de 2013

Objeciones Para Tiempos de Crisis

La experiencia me ha demostrado que cuando imparto cursos sobre técnicas de ventas y atención a clientes, aprendo tanto como comparto. La semana pasada, en el curso realizado en Cursos Visión, volvió a ocurrir.

Llegó el momento de buscar soluciones a las objeciones de los clientes cuando me "pillaron" los alumnos porque especialmente una de ellas, de las objeciones quiero decir,  no había salido en ningún curso anterior en los quince años que llevo en ello. 

En el sector de la estética, antes de la crisis al menos, la clienta podía excusarse con un "me lo voy a pensar", "la próxima vez", "aún me queda producto", "es que yo soy de marcas muy conocidas" "sensibilidad" etc.,  etc., pero que para comprarse una crema tuviera que decírselo a su marido, a ver si la dejaba porque estamos en crisis,  fue nuevo para mí y así se lo dije a las alumnas. 

Una vez más me vi sorprendida por la profundidad de la crisis y la tremenda repercusión que tiene en nuestro día a dia, en la sociedad, tanta que ya nos sirve hasta de objeción para no comprar un producto que no ha conseguido interesarnos lo suficiente como para pensar: "lo quiero, lo quiero".

¿Qué se le puede decir a un cliente que te frena diciéndote que tiene que comentar con su marido si se puede comprar una crema hidratante? No tuve respuesta efectiva y sincera que dar. Preferí escuchar a las profesionales que comentaban entre ellas que cada día se encontraban más con esta objeción y que se lo decían clientas que antes se llevaban, al menos, un par de cremas mensualmente.

Después de una semana, sigo dándole vueltas y he llegado a la conclusión que es una objeción falsa y por tanto, debemos obviarla y seguir argumentando con otro producto que consiga entusiasmar tanto a nuestro cliente que se olvide por un momento de la crisis y del marido y decida darse un capricho para sentirse mejor con ella misma y con los demás. 

Mucho éxito en todo lo que emprendáis esta semana. Vamos a olvidarnos de la crisis para ver si ella se olvida de nosotros. 


jueves, 14 de febrero de 2013

Errores Frecuentes


Ayer, por primera vez, jugué al parchís con mi nieto mayor que tiene 6 años y perdí.

No me dejé ganar ni mucho menos pero cometí varios errores imperdonables en un comercial. Yo, que repito hasta aburrir que nadie elige el juego al que le toca jugar en la vida pero que todos somos totalmente libres de mover las fichas como nuestro corazón y nuestra mente nos indiquen, cometí el error de creerme ganadora a los dos minutos de empezar. 

"Qué mal juega este niño, pensé" ¿sabéis por qué pensé eso? porque no tuve en cuenta que hay muchas realidades y formas de jugar al parchís, de vivir, de vender. Él no jugaba como yo pensaba que tenía que hacerlo y decidí que jugaba mal. 

Le tenía ganado, mis fichas estaban perfectamente colocadas para comer las suyas, en cuanto pasaran por mi casilla: dos en guardia, dos avanzando, como se debe hacer en cualquier gestión comercial, pero... me faltó adivinar o al menos intuir lo que él pensaba o quería hacer. Tuvo más paciencia que yo, aguantó esperando, moviendo una sola ficha y cuando creía que el juego era mío, va el muy desagradecido (digo esto porque cometí otro error: considerarme superior a mi rival y darle alguna ventaja). Tan segura estaba de que iba a ganarle en cinco minutos, que me permití aceptar una tirada defectuosa y una jugada irregular. 

Vergüenza me da reconocerlo, cuando en mis cursos siempre insisto en que no hay competencia pequeña, y así lo creo, a la competencia y a los rivales nunca se les puede dar ventaja. Si lo hacemos, antes o después terminamos pagando nuestro exceso de confianza injustificada. 

En resumen, que el dado se alió con mi niño en un par de ocasiones, como nos sucede en la vida con las circunstancias positivas y negativas y me comió una ficha, que me dejó tocada, con poca capacidad de reacción, pero ya la segunda..., no me lo podía creer ¡si estaban perfectamente colocadas!, si yo jugaba mejor que él, pero, la victoria fue suya. Como esos pedidos que nos quitan cuando ya cantamos victoria, cuando creemos que los tenemos en el bolsillo sin que el cliente haya firmado el contrato o entregado una cantidad a cuenta. 

Fue una lección magistral de ventas.