miércoles, 25 de diciembre de 2013


Si como dice un personaje de la novela "El Médico", de Noan Gordon, en el siglo XI, "haré por lo menos otros dos viajes, porque el rey Canuto promete dar un título equivalente al de barón a todo mercader que vaya tres veces al extranjero en interés del comercio inglés". podemos deducir que la nobleza llegó a tal a través del comercio o de las armas. Entonces, ¿por qué sentimos tanta admiración por los títulos y nos avergonzamos, a veces, y callamos nuestra profesión de vendedor porque no la consideramos lo suficientemente digna?

Desde mucho antes de escribir No valgo para vender, defiendo la dignidad que conlleva la profesión de vendedor. Con ella se fraguó el progreso de los pueblos a través del intercambio comercial de productos que eran abundantes en un país y desconocidos en otros.

Los mercaderes siempre fueron aguerridos, esforzados y excelentes comunicadores. Manejaban el cálculo y multiplicaban tanto para ellos como para el país que los protegía. Por eso, cuando hablen de un barón, un marqués o cualquier otro título nobiliario, piensa que mucho antes que ellos, otros hombres llamados mercaderes, abrieron todos los caminos a la diversidad de culturas, al comercio y a la evolución del ser humano.

Ejercer de vendedor, serlo y ganar mucho dinero practicándolo, es todo un privilegio. Aprovéchalo.

Éxito en el 2014 en todo lo que emprendas.

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