jueves, 15 de noviembre de 2012

Pese a Todo...



Recuérdalo, repítelo con frecuencia, insiste hasta que lo consigas pero, por favor, no te olvides de sonreir, porque si todos nos sonriéramos, la vida sería más alegre y nuestro trabajo más considerado y productivo. Se contagia, de verdad que la alegría es contagiosa, como el pesimismo. 

De cada uno de nosotros depende que este día sea mejor. Si tu voz manda un mensaje de optimismo al cliente él lo va a recibir, ponlo en práctica y verás los resultados. No desmoralices al cliente ni de palabra ni de gesto, acércate a él con la sonrisa en los labios y el buen ánimo en el corazón. Escucha y dale soluciones.  

Hace días hablé con un cliente que estaba pensando en cerrar su centro de belleza porque llevaba tres meses realmente malos, con pérdidas. Es un cliente de toda la vida, de los vocacionales que yo digo y me sorprendió que una mujer tan vital, tan trabajadora y brillante estuviera a punto de darse por vencida.

-Tienes un mal día. Por favor, no decidas hoy, le dije.  

Creo que reaccioné adecuadamente cuando le recordé sus éxitos, su trayectoria, sus posibilidades y le animé a esperar por lo menos hasta enero, ese día yo tenía la sonrisa en los labios y conseguí transmitírselo por teléfono con mi forma de hablar, mi confianza, real y verdadera, de que esto tiene que ir a mejor, de que cada día nos ganamos el pan con esfuerzo, ahora, con el doble de esfuerzo que años atrás pero que esto, le dije, también nos engrandece como personas y profesionales y los que aguantáramos el tramo final, luego tendríamos derecho al reposo y a la satisfacción de haber cumplido con nuestro deber. 

La solución no está en cerrar el negocio. La solución está en encontrar el camino y sólo se consigue trabajando mucho más, innovando y sobre todo, creyendo que podemos conseguirlo.

Buena y alegre semana sea la tuya,

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