Ayer, mientras regresaba a mi casa escuché un anuncio en la radio que comentaba los beneficios de la risa: se mueven más de cuatrocientos músculos, sirve para segregar adrenalina, es analgésica y además, nos embellece.
Y además de todo eso, yo añado que nos acerca a los demás, que resulta mucho más sencillo comunicarse con otra persona manteniendo una sonrisa en el rostro que mostrando un gesto adusto o indiferente. Incluso, me atrevería a decir que es más fácil convencer a nuestro interlocutor si lo hacemos mostrando una sonrisa sincera y cercana, no una mueca, que utilizando los diez mejores argumentos comerciales que seamos capaces de crear. Os aseguro que se cierran más pedidos con una sonrisa que con mil palabras innecesarias.
El pasado sábado acudí a una demostración de baile por un grupo de mujeres que me hicieron pasar un rato delicioso con su arte y su entrega. Sólo noté una diferencia que me llevaba a mirar a unas más que a otras y a considerar que unas disfrutaban y no estaban cansadas y otras agotadas y tensas: la sonrisa.
Las que sonreían daban sensación de frescura, de estar pasándoselo bien, de no tener dudas sobre el paso siguiente. Sin embargo las que se mostraban muy serias, parecían menos seguras, como si les costara un esfuerzo supremo mantener el ritmo de las que sonreían. Y bailaban igual de bien pero...
La conclusión que saqué es que es igual que hablemos de vida, de ventas, de baile, de relaciones, una sonrisa siempre será nuestra mejor arma para triunfar.
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