Eso me he preguntado, ¿qué puedo decir a mis lectores que sea interesante para ellos y además que les alegre un poco el día? Y he recordado la frase de Guy Finley con la que hoy ha comenzado mi jornada de trabajo: no eres quien crees que eres. Éste es uno de los descubrimientos más emocionantes y que producen más alivio entre los que puedes hacer sobre ti mismo.
Después de leerlo un par de veces he sonreído porque de pronto me han parecido minúsculas mis preocupaciones, esos problemas que ayer me agarrotaban, han fluido porque me he dado cuenta que todo pasa con tanta rapidez que no merece la pena sufrir ni preocuparse. Lo mejor es buscar soluciones o dejarse llevar, eso dependerá del carácter de cada uno pero, en cualquiera de los casos, el sol volverá a brillar (si es posible que sea lluvia, al menos en Madrid, falta nos hace), y lo que ayer era negro azabache, hoy no pasa de ser gris perla, así que vuelvo a confiar, a creer que me va a salir esa excelente operación que tengo en ciernes, a pensar con optimismo en que las promociones de este mes son excelentes y me van a ayudar a conseguir mis objetivos y sobre todo, a saber que algo mucho más grande que el día a día, habita en mi interior y me acerca a ese ser que realmente soy, el que siempre existirá, al que quiero descubrir y preguntarle qué hago aquí.
Y como estoy animada vuelvo a requerir vuestros comentarios sobre estos artículos y a los lectores de
Los habitantes del campo de las amapolas, les pregunto qué les ha parecido el cuento, y si alguno de vosotros pertenece al grupo selecto de los que ven con los ojos del corazón, por favor, que me lo diga. Yo sólo conozco a Charo, una de las protagonistas.
Buen día para todos y a ver si os animáis a ser seguidores de este blog, me gustaría mucho.
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